La caza pudo haber sido necesaria para la supervivencia humana en tiempos prehistóricos, pero hoy en día la mayoría de los cazadores acechan y matan animales sólo por el placer de hacerlo, no por necesidad. Esta forma innecesaria y violenta de “entretenimiento” separa familias de animales y deja un sinnúmero de animales huérfanos o gravemente heridos cuando los cazadores no alcanzan su objetivo.
LA CAZA COMO DEPORTE Y LA PERSECUCIÓN JUSTA O ‘FAIR CHASE’
A la caza a menudo se le llama deporte como una manera de hacer pasar una matanza cruel e innecesaria como una actividad saludable y socialmente aceptable. Sin embargo, los deportes implican competencia entre dos partes que dan su consentimiento y la mediación de un árbitro. Y ningún deporte termina con la muerte deliberada de alguien renuente a participar.
Algunos grupos de caza alegan que obedecer las leyes y matar a animales libres de una manera que no otorgue a los humanos una “ventaja indebida” sobre su presa, hace de esta actividad una “persecución justa”. Por supuesto, estos mismos grupos alientan a los cazadores a disparar con rifles, escopetas, arcos y flechas—armas que ningún animal tiene posibilidad de aventajar, ni mucho menos combatir. Además, “libres” tal como se define hoy en día rara vez implica las bastas tierras, que estos animales alguna vez poblaron.
UNA ALTERNATIVA HUMANA PARA EL CONTROL DE POBLACIÓN
Los cazadores que afirman que matan venados para “controlar la población” están engañándose a sí mismos. El hecho de que hay 30 millones de ciervos en los EE.UU. a pesar de años de caza muestra que matar animales no es una manera eficaz de controlar poblaciones.
Algunas agencias de vida silvestre se están dando cuenta de esto y están considerando otras técnicas de gestión. Algunos estudios sugieren que la esterilización es una solución eficaz a largo plazo para la superpoblación. Un método llamado “captura, esteriliza, y suelta” se ha intentado en ciervos en Ithaca, Nueva York, y una vacuna experimental de control de natalidad está siendo utilizada en ciervas en Princeton, Nueva Jersey. Un estudio de Georgia de 1500 venados de cola blanca en la isla de Cumberland llegó a la conclusión de que “si las hembras son capturadas, marcadas, y contadas, la esterilización reduce el tamaño del rebaño, incluso a tasas relativamente bajas de esterilización anuales”.
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